martes, 6 de octubre de 2009

¿Como nacen los niños?



Hace aproximadamente 10 años iba manejando hacia el canal RCTV donde grababa mi primera telenovela "Niña Mimada", e interpretaba mi primer personaje de nombre "MM", e iba escuchando la entrevista que por radio le hacian a una mujer, quien hablaba de "Partos en el agua", una nueva modalidad de dar a luz. Ella hablaba de como este tipo de partos reducía el efecto traumático que significa para un niño el nacimiento. Habló de la maternidad consciente y de cómo las mujeres deberíamos retomar nuestro poder con el fin de decidir nosotras lo mejor para nuestro cuerpo y para nuestros hijos.
Yo siempre he admirado la rebeldía, admiro la valentía de negarse a seguir la corriente. No se necesita ser muy sabio ni muy listo para darse cuenta de que el mundo no es ese maravilloso lugar que creíamos de niños y que definitivamente algo estamos haciendo mal porque todo cada día parece ir peor.
Quizá, pensé en ese momento, todo comienza ahí, en la barriga de mami.
Justo por esa fecha me hicieron de regalo una carta astral que comenzaba así: "Eres una luchadora porque desde el principio te tocó luchar. Tu luchaste mucho para nacer"
Ya yo sabía la terrible historia de mi madre cuando nací. Un momento que debió ser hermoso fué una pesadilla. La dejaron solita, duró 24 horas sin comer ni tomar agua. ¿Con que fuerzas podía ella traerme al mundo? En fín, lo común en los hospitales, un momento íntimo, de profunda vulnerabilidad, cuando la mujer debe estar apoyada y comprendida, se ha transformado en una situación donde la mujer no puede opinar y debe someterse a la voluntad de los especialistas que nunca han parido y terminan decidiendo por ella lo que ellos consideran lo mejor... y si somos sinceras, lo que ellos dicen no siempre es lo mejor.
Yo tuve 10 años a partir de ese momento de revelación oyendo esa entrevista para averiguar, oír, preguntar y decidir que, como usualmente sucedía, lo que era normal para los demás, no funcionaba para mi. Que ni de broma iba a tener a mi hijo en una clínica convencional a menos que hubiese alguna complicación y que en el nacimiento de mi hijo yo iba a estar consciente y despierta al igual que él. Que no lo iba a traer al mundo drogado por anestecias, que lo iban a recibir las manos amorosas y emocionadas de sus padres, no las de un extraño vestido de verde de pies a cabeza como si mi niñito fuera un virus, que su primera cuna iba a ser mi pecho y que yo, como todas las hembras de mi especie y de todas las especies tenía la fuerza para dar a luz a mi bebé. Que mi madre y el espíritu de mi abuela que parió 7 hijos iban a sostener mi mano y que mis primeras palabras para él iban a ser: "Bienvenido".... y así fué.

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